Page 147 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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Uno lloriquea, el rubio. Ni se molesta en
suplicar.
Tengo que matarlos. Si los dejo vaciarán el
camión y lo esconderán todo en las cunetas y los
cortavientos, y adiós a mi premio mensual. Y si
no fuera por estos caprichos… Ya no quedan
muchas cosas por las que ilusionarse. Y además
han intentado matarme.
El Rastas se arrodilla, se tapa los ojos con
esas manos enormes, como si fuera un niño
jugando a cucú-tras mientras llora. El Coleta
aprieta los antebrazos contra la cabeza y me
observa con terror ciego, medio encogido, tiembla
preparándose para el tiro.
Arriba.
¡Dispara de una vez!, grita el Rastas.
Arriba, no os voy a matar.
Las palabras caen como nitrógeno líquido. Un
momento congelado en el tiempo.
Vais a arrastrar a vuestro colega a la cuneta y
no diréis una palabra, ni una puta palabra,
mientras mi perro se lo cena.
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