Page 154 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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estaba lleno en dos terceras partes. Vale. Tenías


              sitio  de  sobra.  Los  enemigos  debían  de  estar


              apiñados  detrás  de  la  puerta.  Tenías  mucha


              munición.  En  cualquier  caso  los  habrías  hecho


              salir  del  escondite.  Al  tío  del  arco  no  le  habría


              dado tiempo de disparar.




                     Hizo un gesto de desaprobación. No le veía la


              gracia.




                     Segundo error: cuando el tío se dio la vuelta


              para darle tus coordenadas al que estaba detrás


              de  la  puerta.  Te  estaba  apuntando,  Hig.  Le



              estaba dando el ángulo y la distancia. ¡Vaya par


              de cojones! Está claro que se daban por muertos


              y decidieron jugarse el todo por el todo. Y tenían


              razón, o la habrían tenido si se hubieran topado


              con  cualquiera  menos  con  Hig.  ¿Cómo  iban  a


              saber que Hig quiere ir al cielo?




                     Escupió.




                     Así que, mientras los tenías a tiro, uno le grita


              a otro: Por ahí tienes que dispararle al cabronazo


              ese.  Ese  era  el  momento  de  pegar  un  par  de



              tiros.  O  tres,  al  menos.  Primero,  rápido,  al  que


              estaba  más  cerca  del  arcén,  pues  podía


              esconderse  detrás  del  remolque,  luego  al  que






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