Page 165 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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los ciervos y los alces, los carneros de las
Rocosas. Los coyotes que los cazaban. Pumas.
Lobos vuelve a haberlos. Y búfalos de montaña,
quizá. De vez en cuando, osos grizzly, aunque no
suelen acercarse a los caminos, ni siquiera a las
sendas de animales, por prudencia.
Pasamos junto a álamos que hacen más
densa la oscuridad. Bosquecillos de sauces.
Seguimos subiendo por las laderas de pastos que
van palideciendo hasta adentrarnos en un cañón
donde resuena el eco de una cascada. Luego
viene un bosque de pinos ponderosa, lo olemos
antes de verlo, su fragancia la lleva la corriente:
recuerda a la vainilla, a una tienda de golosinas.
Estos árboles todavía viven. El trineo chirría
sobre el enrejado de raíces, sobre la roca
desnuda. Excrementos de ciervo resecos. Me
paro, suelto la brida y abrazo un gran árbol que
se yergue sobre un zócalo de arbustos, manchas
claras bajo los árboles que desprenden también
un fuerte aroma. Abrazo la corteza gruesa y
rugosa, hinco la nariz en una grieta resinosa,
inhalo vainilla, intensa como la de las botellitas de
extracto, acre y dulce como el tofe. En tiempos
entrábamos en tiendas que olían así donde
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