Page 251 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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Este  es  tu  tinglado,  dijo  por  fin.  Yo  habría


              usado la tubería de compuertas que hay en ese


              huerto de la parte del norte.




                     Ahora era yo el que lo miraba fijamente.




                     Eres granjero, dije.




                     Nada.  Hizo  una  mueca  y  se  giró  hacia  el


              oeste,  hacia  el  sol.  Una  brisa  errante  le  agitó  el


              pelo  que  asomaba  por  debajo  de  la  gorra.  La


              corriente  de  agua  de  regadío  que  habíamos


              sacado del arroyo formó una fría onda y burbujeó.


              Arrastraba  los  terrones  que  se  desprendían  de


              los  bordes  del  surco,  fluía  sobre  ellos  en  gibas



              regulares que creaban minúsculas ondulaciones.


              En las orillas se formaban pequeños remolinos. Si


              lo miraba un buen rato, podía agrandar el surco


              en  mi  mente,  convertir  cualquier  línea  recta  de


              agua  en  un  arroyo  truchero.  Siempre  regaba


              descalzo y se me dormían los pies. Me encantaba


              la  sensación.  Sentado  al  sol  en  el  montículo  de



              Jasper, desde donde él siempre me supervisaba,


              esperaba  a  que  fuera  volviendo  la  sensibilidad


              con  el  cosquilleo.  Los  dejaba  secar  con  los


              talones  apoyados  en  un  trapo.  Sacudía  la  tierra


              de  las  botas  y  los  calcetines  antes  de  volver  a








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