Page 324 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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la pérdida. Creo.
A estas alturas la cosecha de pérdidas es de
lo más abundante. ¿Me podéis dar agua?
Me ató a un poste delante de la casa. De cara
al sol. Me sentó en un taburete, con las manos a
la espalda. Muy apretadas. Se me plantaron
delante y me examinaron. Yo entorné los ojos
tratando de adivinar sus intenciones. Se me
ocurrió una cosa.
En el bolsillo derecho de la cazadora.
El viejo se acercó, rebuscó y sacó dos latas
de tabaco Copenhagen sin empezar. Tenían
nueve o diez años, habían caducado, pero
bueno… Me las había traído como regalo, así
que… Se colocó a mi lado para que pudiera verlo
agacharse, mirándome de lado, de cerca. Luego
abrió una lata con un movimiento experto del
pulgar: doblar el papel que rodea la tapa de
hojalata, un cuarto de vuelta y levantar. Metió la
nariz, aspiró. Me llegaba el olor a sal y a tierra. El
tabaco estaba seco como el polvo, me lo había
dicho Bangley, pero él cogió un pellizco y se lo
puso debajo del labio superior. Era de los del
labio superior. Escupió.
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