Page 335 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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traiga la comida desde un fuego al aire libre.
Estar sentado a la sombra de un árbol grande y
viejo, no en un hangar de metal, y comer. Oír el
balido de una oveja entre el murmullo del follaje.
Con un hombre mayor sentado delante, en
silencio, comiendo también, sin saber si es amigo
o enemigo, aunque en el fondo da igual. Ser un
invitado. Partir el pan.
El placer casi me reventó como un tomate
relleno en el horno. Como si el corazón se me
hinchara y la piel se me volviera cada vez más
delgada por el calor. Por la compañía.
Bangley y yo comíamos juntos muchas veces,
pero era distinto, no sabría decir por qué: era
como alimentar a los animales de nuestro zoo
particular. Esto era diferente. Podía marcharme.
Ellos podían retirar la invitación. Era la sensación
de un privilegio.
Nadie habló mucho. Yo gemía y gruñía
encorvado sobre el plato. No me di cuenta hasta
que levanté la vista y la vi sonreír. Tenía la cara
demacrada, demasiado delgada. Sus grandes
ojos me recordaron a dos antenas de radar que lo
absorbían todo aunque no quisieran. Como si
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