Page 336 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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tuviera los ajustes de silenciamiento demasiado
bajos y casi todo lo que absorbiese fuera dolor.
Otro cardenal en el antebrazo con el que me
pasaba el plato. Levanté los ojos otra vez y la vi
frotarse la nuca con una mueca. Era evidente que
también sentía placer al verme devorar con tantas
ganas.
Se ve que no sales mucho, dijo el viejo.
Dejé de masticar.
La verdad es que no. Donde vivo la mayoría
de los restaurantes son muy caros.
¿Dónde vives?
Denver. Un poco más al norte.
Los dos me miraban fijamente. También
tenían hambre, aunque de otro tipo.
Dejé el tenedor en los tablones, eché un buen
trago de leche fría y me limpié la boca con la
manga de la chaqueta.
Fue horrible, dije. Una mortalidad del noventa
y nueve y pico. Se murió casi todo el mundo.
¿Tu familia?, dijo ella.
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