Page 473 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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hombro, apuntando por el hueco de la escalera
con los dos ojos abiertos. Los escalones eran de
acero recubierto de cemento y nuestros pies
apresurados les arrancaban un sordo tong tong.
Había cinco pisos. Al llegar a cada uno de ellos
me decía que me quedara en el rellano,
cubriendo el hueco de la escalera, y entraba por
la puerta. Tras un rápido registro de cada planta
continuábamos subiendo. Se me acercó al oído y
me dijo entre jadeos roncos:
Te va a encantar la decoración.
Me lo podía imaginar. La puerta de arriba, la
de la sala de control, estaba cerrada. Desde
luego. Disparó en la cerradura y entramos, pero
el hedor nos echó para atrás. Me dieron arcadas
y escupí. Había gatos por todas partes,
enloquecidos por los disparos, corriendo sobre
los teclados de los radares y los paneles de
comunicación con el lomo arqueado y el pelo
erizado, bufando frente a las pantallas negras,
muertas. Calicós y negros, siameses de ojos
azules.
El aire apestaba a meados de gato y la luz
filtrada por las ventanas tintadas de verde creaba
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