Page 469 - La Constelación Del Perro - Peter Heller
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No  le  habían  dado.  Jadeaba.  Me  limpié  los


              ojos.




                     Eso  es  lo  que  hacen,  Hig.  Acaban  con  ellos


              uno  a  uno.  Salen  heridos  del  avión  estrellado,


              aturdidos, sin saber con qué han chocado y ¡pum!


              O los utilizan para lo que sea. Ahora sí que me


              han cabreado.




                     Se  desabrochó  la  camisa  de  franela


              remendada, observó el suelo detrás de nosotros


              y cogió una barra de acero oxidado de algo más


              de tres palmos. Le colgó la camisa.




                     Sácala  por  el  borde  cuando  te  diga.  A  esta



              altura. Solo tenemos que llegar a ese edificio de


              ahí. No te muevas hasta que te lo diga. Corrió el


              cerrojo  hacia  atrás,  comprobó  que  tuviera  una


              bala  en  la  recámara,  se  agachó.  Tres  dos  uno,


              ¡ahora!




                     Mostré la camisa, se oyó un disparo, el silbido


              de  la  bala,  y  él  ya  no  estaba.  Esprintaba  hacia


              aquella puerta trasera como un jugador de fútbol


              americano,  fintando  y  zigzagueando,  y  dos



              disparos más dieron en el asfalto detrás y delante


              de  él.  Consiguió  llegar  al  ángulo  muerto  del


              edificio, al lugar donde ya no lo podían ver desde






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