Page 5 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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nombre que se le dé, ese tipo de lector acomodaticio y
pasivo, existe, y a él se refería Cortázar y deseo referirme
ahora yo en relación con la ciencia ficción y, en particular,
con esta novela.)
Siempre he pensado que ese «lector hembra» de
Cortázar no se sentiría nunca a gusto con la ciencia ficción,
y tal vez por eso algunas de las mejores cabras del género
no logren nunca la condición de best‐seller. El «lector
hembra» abunda demasiado.
En la ciencia ficción el lector se arriesga a pasear su
imaginación por mundos distintos de aquellos que
conoce, mundos y sociedades nuevas de los que, a priori,
posee pocas referencias. El autor las debe ir desgranando,
poco a poco, situando el contexto al tiempo que avanza la
narración. Cuanto más arriesga el autor, más complejo se
hace el proceso de lectura y el lector debe ir agudizando el
ingenio para, gracias a las pistas que va dejando el autor,
situar e imaginar por sí mismo una sociedad nueva,
distinta y de la que no siempre el lector tiene todas las
referencias. Una labor no demasiado fácil pero, eso sí,
siempre gratificante.
Un error muy habitual para evitar las incomodidades
que pueda sentir ese «lector hembra» es acompañar la
narración con exposiciones didácticas y casi profesorales
que sitúen al lector en el mundo imaginado por el autor.
Pero eso es un artificio de baja calidad que, en el fondo,
priva al lector de la actividad creativa de su propia
imaginación. Tal y como decía (y practicaba
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