Page 1051 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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insondable sucesión de imagen, deseo, cognición y
emoción.
Para las polillas asesinas, era como la espuma de una
bebida efervescente. Era embriagadora y deliciosa pero
carecía de principio organizador, de sustrato. De
sustancia. Aquellos sueños no bastaban para
alimentarlas.
La extraordinaria ráfaga de la consciencia de la
Tejedora irrumpió a través de los cables en los
sofisticados motores.
Y justo detrás de ella vino el torrente de partículas
proveniente del cerebro del Consejo de los
Constructos.
En extremo contraste con el frenesí viral que lo había
engendrado, el Consejo de los Constructos pensaba con
estremecedora exactitud. Los conceptos se reducían a
una multiplicidad de interruptores encendido‐
apagado, un solipsismo privado de alma que
procesaba la información sin la complicación arcana de
los deseos o la pasión. Una voluntad de existencia y
engrandecimiento, desprovisto de toda psicología, una
mente contemplativa e infinita, circunstancialmente
cruel.
Para las polillas asesinas era completamente
invisible, pensamiento sin consciencia. Era carne sin
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