Page 1046 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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—Eso es, eso es —dijo Isaac con voz tensa—. Ahora

            solo necesitamos a la puta Tejedora...




                Pasó otra media hora de lluvia y crecientes pesadillas

            antes de que las dimensiones del paisaje de tejados se

            rasgaran y se agitaran salvajemente y pudiera oírse el


            canturreante monólogo de la Tejedora:

                ...MIENTRAS  TÚ  Y  YO  CONCURRÍAMOS  EL


            GORDO  EMBUDO‐ESPACIO  EL  COÁGULO  DEL

            CENTRO DE TELACIUDAD NOS VE ENGORDAR...

            en el interior de sus cráneos; la enorme araña atravesó


            con suavidad el desgarro que pendía del aire y danzó

            hacia  ellos,  enanos  en  comparación  con  su


            resplandeciente cuerpo.

                Isaac  dejó  escapar  un  suspiro  agudo,  un  afilado

            gemido de alivio. Su mente trepidaba con la maravilla


            y el terror que inducía la Tejedora.

                —  ¡Tejedora!  —exclamó—.  ¡Ayúdanos  ahora!  —

            tendió  el  otro  casco  comunicador  hacia  la


            extraordinaria presencia.

                Andrej  había  levantado  la  mirada  y  trataba  de

            apartarse, sumido en un paroxismo de terror. Los ojos


            sobresalían de las órbitas a causa de la presión de la

            sangre, y empezó a vomitar dentro de la máscara. Se


            arrastró tan rápidamente como pudo hacia la cornisa

            del tejado, impelido por un terrible miedo inhumano




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