Page 1060 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Mientras Andrej se estremecía como la víctima de
una tortura bajo la siniestra lluvia, la potencia que
recorría su cabeza y se vertía al cielo ganaba en
intensidad y se incrementaba a un ritmo terrorífico,
geométrico. Era un proceso invisible pero podía
sentirse: Isaac, Derkhan y Yagharek se apartaron de la
convulsa figura tanto como se lo permitía el pequeño
espacio. Sus poros se abrían y se cerraban, su pelo o sus
plumas se erizaban violentamente por toda su piel.
Y mientras tanto, el bucle de crisis continuó y la
emanación se incrementó, hasta que casi resultó
visible, un brillante pilar de éter perturbado de setenta
metros de altura, que hacía que la luz de las estrellas y
la de los aeróstatos se combara de forma imprecisa a su
alrededor mientras se erguía como un invisible infierno
sobre la ciudad.
Isaac se sentía como si sus encías se estuviesen
pudriendo, como si sus dientes estuviesen tratando de
escapar de sus mandíbulas.
La Tejedora continuaba danzando, extasiada.
Un enorme faro ardía en el éter. Una enorme
columna de energía, rápidamente creciente, una
consciencia fingida, el mapa de una mente falsificada
que se hinchaba y engordaba en una terrible curva de
aumento, imposible y vasta en aquel lugar, el portento
de un dios inexistente.
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