Page 1102 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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Empalme Sedim.
La polilla pasó rápidamente sobre Prado del Señor,
planeó bajo sobre los tejados de la facultad
universitaria, se detuvo un breve instante en el tejado
de la Catedral de la Urraca en Salbur y se alejó
revoloteando, presa del hambre y de un miedo
solitario. No podía descansar. No podía canalizar su
rapacidad para alimentarse.
Mientras volaba, reconoció la configuración de luz y
oscuridad que había debajo de ella. Sintió una súbita
llamada.
Tras las líneas del ferrocarril, elevándose desde la
polvorienta y decrépita arquitectura del Barrio Oseo,
las Costillas penetraban en el aire de la noche trazando
una colosal curva de marfil. Hicieron brotar un
recuerdo en la cabeza de la polilla asesina. Recordó la
dudosa influencia de aquellos antiguos huesos que
habían convertido al Barrio Óseo en un lugar temible,
un lugar del que era mejor escapar, un lugar cuyas
corrientes de aire eran impredecibles y donde
marejadas nocivas podían contaminar el éter.
Imágenes distantes de los días que había pasado
apresada mientras la ordeñaban lascivamente,
absorbían sus glándulas hasta dejarlas secas, una
sensación nebulosa de succión en las tetillas, pero sin
que hubiera nada allí... Los recuerdos regresaron a ella.
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