Page 1135 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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La ciudad se mueve sin pausa, por supuesto, y no hay
tregua para los trabajadores nocturnos del puerto, o para el
clamor del metal cuando las cuadrillas de los turnos de noche
entran en los molinos y las fundiciones. La oscuridad está
puntuada de sonidos imperiosos, sonidos como de guerra. Los
vigilantes siguen apostados en las puertas de las fábricas. Las
putas buscan clientes donde pueden. Sigue habiendo crimen.
La violencia no se disipa.
Pero ni los que duermen ni los que están despiertos son
perseguidos ya por fantasmas. Sus miedos solo les pertenecen
a ellos mismos.
Como un inconcebible gigante dormido, Nueva Crobuzon
se agita cómodamente en su sueño.
Había olvidado el placer de una noche como esta.
Cuando el sol me despierta, mi cabeza está más clara. No
me duele.
Hemos sido liberados.
Esta vez todas las noticias hablan del fin de «La pesadilla
estival» o «La enfermedad durmiente» o «La maldición de los
sueños», o cualquier otro nombre que haya acuñado el
periódico en particular.
Los leemos y reímos. Derkhan, Isaac y yo. El deleite resulta
palpable. La ciudad ha regresado. Transformada.
Esperamos a que Lin despierte, a que recobre el sentido.
Pero no lo hace.
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