Page 756 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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¿Qué quiere ese armatoste de nosotros?
Cada vez más constructos descargaban sus
experiencias en la mente del Consejo. El avatar, el
hombre destrozado que hablaba por él, canturreaba sin
melodía a media que la información inundaba sus
bancos.
Al fin, todos los constructos hubieron completado su
conexión. Sacaron los cables de sus válvulas y se
alejaron. Viendo esto, varios de los espectadores
humanos se acercaron nerviosos con tarjetas de
programas y máquinas analíticas del tamaño de
maletines. Tomaron los cables que los constructos
habían dejado caer y los conectaron a sus aparatos.
Tras dos o tres minutos, este proceso también estuvo
completo. Cuando los humanos se retiraron, los ojos
del avatar giraron hasta no mostrar más que blanco. La
cabeza sin párpados se sacudió cuando el Consejo lo
asimiló todo.
Tras un minuto de mudos temblores, se tensó de
repente. Sus ojos se abrieron y observaron alertas a su
alrededor.
— ¡Congregación de la vida de sangre! —gritó a los
humanos agrupados, que se alzaron rápidamente—.
Aquí están vuestras instrucciones y vuestros
sacramentos.
Desde el estómago del enorme constructo, de las
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