Page 752 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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comenzó como un estallido de consciencia se tornó
raciocinio y opinión. Me construí. Ignoré a los
basureros que pululaban durante el día, mientras
apilaban los residuos de la ciudad en torres a mi
alrededor. Cuando estuve preparado, me mostré al
más callado de aquellos hombres. Le escribí un
mensaje y le dije que trajera un constructo hasta mí.
Temeroso, el humano obedeció y conectó, mediante un
cable extenso, el aparato a mis salidas: mi primer
miembro. Poco a poco, buscó en el vertedero las piezas
adecuadas para mi cuerpo. Comencé a fabricarme,
soldando y martillando y remachando durante la
noche. El basurero estaba fascinado. Al ocaso hablaba
de mí en las tabernas, una leyenda sobre la máquina
vírica. Nacieron rumores y mitos. Una noche, en medio
de su grandiosa mentira, encontró a otro que tenía un
constructo autoorganizado. Era un autómata de
compra cuyo mecanismo había fallado, cuyos
engranajes se habían rebelado dando lugar a una
Inteligencia Construida, a un ser pensante. Un secreto
que su antiguo propietario apenas podía creer. Mi
basurero ordenó a su amigo que trajera a aquel
constructo hasta mí. Aquella noche, hace ya años,
conocí a otro como yo. Instruí a mi adorador para que
abriera el motor analítico del otro, mi compañero, y nos
conectara. Fue una revelación. Nuestras mentes virales
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