Page 805 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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vemos alas... siete en punto, fuera del vertedero.
Se marchó. Derkhan se acercó al postrado Isaac y le
pasó un brazo por el hombro. El hombretón sollozó
como un niño, con el sueño sobre Lin aún aferrándose
a él.
Era una pesadilla casera, una genuina desventura
nacida de las profundidades de su mente.
Las dotaciones de la milicia estaban atareadas
disponiendo enormes espejos de metal pulido en la
parte trasera de los arneses aéreos.
Era imposible acondicionar la sala de máquinas o
cambiar la distribución de los camarotes, pero
cubrieron las ventanas frontales con gruesas cortinas
negras. El piloto giraría el timón a ciegas, instruido por
los gritos de los oficiales a medio camino de la cabina,
o mirando por las ventanas traseras, donde se habían
instalado, sobre los enormes propulsores, unos espejos
orientados que ofrecían una vista confusa del cielo
frente al dirigible.
La tripulación, elegida personalmente por Motley,
era escoltada a la cima de la Espiga por la propia Stem‐
Fulcher.
—Asumo —dijo a uno de los capitanes, un taciturno
humano rehecho cuyo brazo izquierdo había sido
reemplazado por una levantisca pitón que trataba de
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