Page 817 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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rápidos  e  intrincados  movimientos.  Tiró  de  sus

            nudillos y amasó el talón de las palmas.

                Durante varios minutos no sucedió nada. Entonces,


            de  repente,  los  dedos  comenzaron  a  brillar  desde

            dentro, como si sus huesos se iluminaran.

                Tansell  acarició  el  escurridor,  como  si  lo  estuviera


            haciendo con un gato.

                Poco a poco, el metal cobró forma bajo sus peticiones.


            Se  ablandaba  con  cada  pasada,  ajustándose  con  más

            firmeza a la cabeza, aplanándose, distendiéndose en la

            parte posterior. Tiró y amasó hasta que se acopló a la


            perfección  a  su  cráneo.  Entonces,  aún  susurrando

            extraños  sonidos,  manipuló  la  parte  delantera,


            ajustando  el  labio  metálico,  desdoblándolo  y

            alejándolo de los ojos.

                Tomó un trozo de tubo de cobre, lo apretó entre las


            manos y canalizó la energía a través de las palas. El

            metal comenzó a flectar ruidoso. Lo dobló poco a poco

            situando  los  dos  extremos  del  tubo  contra  el  casco,


            justo  encima  de  sus  sienes,  y  después  presionó  con

            fuerza hasta que cada pieza de metal rompió la tensión

            superficial  de  la  otra  y  comenzó  a  derramarse  en  el


            encuentro. Con una pequeña descarga de energía, la

            gruesa tubería y el escurridor de hierro se fusionaron.


                Después, Tansell dio forma a la extraña extrusión de

            cobre  que  sobresalía  del  casco  recién  nacido  y  la




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