Page 959 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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permanecía oculto. No se puso en pie. Resultaba
imposible de distinguir de las montañas de porquería
y desperdicios que lo rodeaban.
El cable que entraba en la cabeza del avatar emergía
del suelo de virutas de metal y escombros de piedra. El
avatar apestaba. Su piel estaba cubierta de moho.
—Grimnebulin —repitió con su voz incómoda y
temblorosa—. ¿Qué sucede? El motor de crisis que me
dejaste está incompleto. ¿Dónde se encuentran los
constructos que te acompañaron al Invernadero? Las
polillas asesinas han vuelto a salir esta noche. ¿Acaso
has fracasado?
Isaac alzó las manos para detener el interrogatorio.
—Basta —dijo de forma perentoria—. Te lo
explicaré.
Isaac sabía que el pensar que el Consejo de los
Constructos estaba provisto de emociones resultaba
engañoso. Mientras relataba al avatar la historia de la
espantosa noche pasada en el Invernadero de los cactos
(la noche en la que habían obtenido una victoria tan
parcial a un precio tan horrendo) sabía que no eran la
cólera ni la rabia las que hacían que el cuerpo del
hombre se sacudiese y su rostro se convulsionase
adoptando al azar muecas grotescas.
El Consejo de los Constructos poseía consciencia,
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