Page 955 - La Estacion De La Calle Perdido - China Mieville
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río mientras Isaac avanzaba por el agua en dirección a

            la  ribera.  Al  llegar  a  los  bajíos  realizó  una  grotesca

            danza acuática para volver a ponerse la ropa antes de


            subir,  pesadamente  y  chorreando,  por  el  barro  y  la

            maleza de la ribera.

                Se dejó caer junto a Yagharek, resoplando.


                Los escolares reían entre dientes y susurraban.

                —Creo...  creo  que  vendrá  —dijo—.  Creo  que  ha


            comprendido.



                Eran más de las ocho cuando regresaron a la cabaña


            de las vías. Reinaba el silencio y hacía calor, un calor

            lleno de partículas que se deslizaban indolentes hacia


            el suelo. Los colores de los desperdicios y la madera

            caliente brillaban con intensidad allí donde la luz del

            sol atravesaba las paredes hechas astillas.


                Derkhan no había regresado todavía. Pengefinchess

            dormía en una esquina o fingía hacerlo.

                Isaac  reunió  las  tuberías  vitales  y  las  válvulas,  los


            motores y baterías y transformadores y los metió en un

            saco  asqueroso.  Extrajo  sus  notas,  las  revisó

            brevemente y volvió a guardarlas dentro de su camisa.


            Garabateó  una  nota  para  Derkhan  y  Pengefinchess.

            Yagharek y él comprobaron el estado de sus armas y


            las  limpiaron,  contaron  sus  escasas  reservas  de

            munición.  Entonces  Isaac  se  asomó  por  la  ventana




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