Page 409 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
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Larry Niven Un mundo fuera del tiempo
Con el alba les llegó un rugido que les heló
hasta la médula. Corbell giró bruscamente la
cabeza y se encontró frente a un león enano que
le miraba desde una ligera prominencia del
terreno, a diez metros de distancia, rugiendo
desafiante. La espada rota de Skatholtz golpeó
contra su palma.
—¡Ataca! —gritó Gording, cargando contra
aquella bestia, del tamaño de un gran perro.
Corbell se lanzó tras él. El león pareció
desconcertado, pero en seguida se decidió y
corrió hacia Gording. Este se apartó en una
especie de danza. El león se volvió directamente
hacia Corbell, que volcó todo su peso tras la
espada, apoyándose en ella para clavarla entre
las costillas del león. La fiera rugió, arrojándole
un zarpazo que no dio en el blanco: una de las
patas delanteras había desaparecido
misteriosamente. Gording repitió su
triquiñuela. La otra pata desapareció también.
—¡Ahora corre! —gritó Gording.
Corrieron en dirección a Sarash‐Zillish. En el
aire limpio se divisaba ya la azulada línea de los
primeros árboles.
—El león macho… —jadeó Gording— lleva la
presa… hacia la hembra.
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