Page 422 - Un Mundo Fuera Del Tiempo - Larry Niven
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Larry Niven                                                        Un mundo fuera del tiempo


                  —No.  Está  sobreaviso.  Sabe  que  somos


               peligrosos. Cortará la hebra con la espada.



                  —Al coche, pues.


                  Bajaron  del  techo  y  entraron.  Corbell,


               frustrado, preguntó:


                  —¿Cómo pudieron llegar tan pronto?


                  —No  pudo  ser  en  coche.  ¿Hay  prilatsil  en


               Sarash‐Zillish?


                  —¡Oh, claro!, lo debieron utilizar.



                  —¿Y no podemos usarlo nosotros?


                  —Sí. ¡Sí! ¡No tenemos por qué cavar! Si es que


               todo eso funciona todavía. El subterráneo no ha


               recibido ninguna atención.


                  El solitario estaba ya muy cerca. Corbell marcó


               uno  de  los  números  que  guardaba  en  la


               memoria: dos comas cruzadas, una S invertida,


               un  reloj  de  arena  tumbado,  una  pi  torcida.  El


               coche  aceleró  suavemente.  Once  muchachos  lo



               vieron marchar.


                  —Se  las  arreglarán  para  seguirnos.  Nos


               seguirán               otra         vez          —aseguró                 Corbell—.


               Tenemos algo de tiempo, pero no mucho.





                  Desde  el  exterior,  aquello  era  una  copia  del


               edificio  de  oficinas  en  que  Mirelly‐Lyra  había



               devuelto a Corbell su traje de presión. Pero en


               aquella  versión,  los  ascensores  funcionaban.

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