Page 876 - Kraken - China Mieville
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recuperaba y volvía a mezclarlo —dijo Billy.
Cada pipeta por separado se agregaba entera a
la conciencia embotellada de Grisamentum. ¿Qué
otro motivo podía haber para esos ojos? La tinta
debía de saber lo mismo que sabían todas esas
gotas de él reincorporadas.
—Supongo que tendrán que dosificarlo.
Era finito. Cada orden que escribía, cada
encanto en que se convertía, sus comunicados eran
él, y lo desgastaban. Si estaba todo escrito, había
solo diez mil pequeños Grisamenta en recortes,
cada uno de ellos bastaba para ser, quizá, una
patética postal mágica, en cierto modo.
Cuando Billy terminó había un dedal; era más
que una gota, pero no mucho más. Sumergió en él
una aguja. Dane se puso en pie, hizo un gesto de
devoción y se sumó a ellos. Echó un vistazo hacia
arriba. Wati hibernaba por el fracaso sindical en el
interior de una muñeca amarrada al techo del
vehículo. Billy revolvió los papeles que estaba
usando, recortes sacados de su mochila, toda clase
de retales.
—¿Funcionará? —dijo Saira.
—A Byrne le funciona —dijo Billy—. Vamos a
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