Page 872 - Kraken - China Mieville
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morir del todo. Nunca murió. Esa era la cuestión.
Horas después, una vez se hubieran marchado
los dolientes, habría sido recuperado. Era ceniza.
Pero nunca murió del todo. Estaba a salvo de su
enfermedad, no tenía venas que esta pudiera
envenenar, ni órganos que pudiera deteriorar.
Byrne (su nombre una súbita broma), debió de
llevárselo, del color del carbón en su urna, molido
hasta el último fragmento de hueso negro y
carbón, hasta convertirse en polvo . Lo mezcló
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con la base que había hecho preparar: goma,
espíritu, agua y un rico hechizo.
Luego ella debió de hundir la pluma en él,
cerró los ojos, arrastró la punta por el papel. Para
ver la fina línea trazar una caligrafía deshilvanada,
una sustancia aprendiéndose a sí misma, ella
admirada, entre la lealtad y el regocijo, a medida
que la tinta autoescribía: «Hola otra vez».
—¿Por qué ha hecho todo esto? —dijo Dane.
Miraba fijamente el papel. Este lo miraba a su vez,
entintadamente—. ¿Por qué quiere que arda el
mundo? ¿Porque eso fue lo que hizo él? ¿Quiere
venganza contra todo?
—No lo sé.
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