Page 117 - El Horror De Dunwich - H P Lovecraft
P. 117
Quienes no tenían catalejo vieron apenas por un
instante una nube gris —una nube con el tamaño
aproximado de un edificio más o menos grande—
cerca de la cima de la montaña. Curtis, que tenía el
instrumento óptico, lo dejó caer en el barro
profundo del camino con un chillido penetrante. Se
tambaleó y se habría desmoronado si otros dos o
tres compañeros no lo hubieran aferrado. Todo
cuanto podía hacer era gimotear un casi inaudible:
—¡Oh, oh, por Dios Todopoderoso… eso…
eso…!
Hubo un pandemónium de preguntas, sólo
Henry Wheeler pensó en rescatar el catalejo caído y
quitarle el barro. Curtis era incapaz de decir algo
coherente y ni siquiera lograba dar respuestas
aisladas.
—Más grande que un establo… todo de cuerdas
retorciéndose… con la forma como de un huevo de
gallina más grande que cualquier cosa, con docenas
de patas como toneles que se cierran al caminar…
no tiene nada sólido… todo es como gelatina, hecho
de cuerdas separadas que se retuercen muy
apretadas… grandes ojos por todas partes… diez o
veinte bocas o trompas sobresaliendo a lo largo de
117

