Page 142 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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Y aun así, reflexionó Hackworth, no era nada
comparado con Run‐cible, cuyas páginas eran más
gruesas y estaban empaquetadas con más
maquinaria computacional. Cada hoja doblada en
cuatro para formar una signatura de dieciséis
páginas, treinta y dos signaturas unidas a un lomo
que, además de mantener el libro intacto,
funcionaba como un enorme mecanismo de
conmutación y base de datos.
Estaba diseñado para ser robusto, pero aun así
tenía que nacer en la matriz eutáctica, una cámara
de vacío de diamante sólido que contenía un
compilador de materia inteligente. El diamante
estaba dopado con algo que sólo permitía que
pasase la luz roja; las prácticas de ingeniería
estándar rechazaban cualquier enlace molecular
tan débil que pudiese romperse con los débiles
fotones rojos, los fracasados del espectro visible.
Así que el crecimiento del prototipo era visible a
través de aquella ventana; una última medida de
seguridad. Si el código estaba mal y el proyecto
empezaba a crecer demasiado, amenazando con
romper las paredes de la cámara, siempre podías
detenerlo por el ridículo método de baja tecnología
de desconectar la línea de Toma.
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