Page 294 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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humanos  (en  ocasiones  reticentes)  como  habían


              hecho los magistrados de antaño.





                 Pero  el  hombre  de  rizos  pelirrojos  era


              ciertamente  un  testigo  bastante  reticente,  y


              desafortunadamente  la  información  almacenada


              en  su  cerebro  era  única.  Ningún  cineaerostato


              volador  o  bicho microscópico de vigilancia había


              grabado los datos que el juez Fang buscaba. Y, por


              tanto,  el  magistrado  había  decidido  volver  a  los


              métodos seculares de sus venerables predecesores.





                 Chang ató al prisionero (que sólo se identificaba


              como  señor  PhyrePhox)  a  un  pesado  soporte  en


              forma  de  X  que  se  usaba  normalmente  para  dar


              bastonazos.  Aquél  era  un  gesto  puramente


              humanitario;  evitaría  que  PhyrePhox  corriese


              enloquecido  por  la  habitación  y  se  hiriese  a  sí


              mismo. Chang también desnudó al prisionero de


              cintura para abajo y puso un cubo bajo sus órganos


              de eliminación. Al hacerlo, dejó al descubierto la


              única herida real que el prisionero sufriría durante


              todo el proceso: un pequeño corte en la base de la


              columna,  por  el  que  el  médico  de  la  corte  había


              metido  un  implante  espinal  la  tarde  anterior  e


              introducido un conjunto de nanositos —parásitos


              na‐notecnológicos—  bajo  la  supervisión  de  la


              señorita Pao. En las doce horas siguientes, los ʹsitos


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