Page 355 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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dudo  que  exhibirá  la  misma  preocupación  por


               cada una de estas doscientas cincuenta mil niñas


               como hizo por la pequeña niña bárbara.





                  El juez Fang se puso derecho, giró y entró por la


                  puerta.





                  —Salga de la habitación y cierre la puerta —le


                  dijo al camarero.





                  Cuando él y el Doctor estuvieron a solas, el juez


               Fang se enfrentó al Doctor X, se echó de rodillas,


               se  inclinó  hacia  delante  y  tocó  con  la  «ente  tres


               veces la cubierta.





                  —¡Por  favor,  Su  Señoría!  —exclamó  el  Doctor


               X—, soy yo el que debería estar honrándole de esa


               forma.





                 —Durante algún tiempo he estado considerando


              un  cambio  de  carrera  —dijo  el  juez  Fang,


              quedándose sentado en el suelo. Se detuvo antes de


              continuar como si se lo pensase otra vez. Pero el


              Doctor  X  no  le  había  dejado  salida.  No  hubiese


              sido propio del Doctor X tender una trampa de la


              que uno pudiese escapar.









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