Page 352 - La Era Del Diamante - Neal Stephenson
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—Un cuarto de millón hasta ahora —dijo el
Doctor X—. Cincuenta mil sólo en esta nave.
El juez Fang tuvo que dejar su taza de té unos
momentos mientras luchaba con la idea. Cincuenta
mil vidas sólo en aquel barco.
—No funcionará —dijo finalmente el juez
Fang—. Las puede criar de esta forma quizás hasta
que empiecen a andar, pero ¿qué sucederá cuando
sean mayores, crezcan, y tenga que educarlas y
darles un sitio para jugar y correr?
—Es ciertamente un desafío formidable —dijo el
Doctor X con seriedad—, pero espero que conserve
en su corazón las palabras del Maestro: «Que cada
hombre considere la virtud como lo que se desa‐
rrolla en él. Puede que no la demuestre ni a su
maestro.» Le deseo buena suerte, magistrado.
Esa afirmación tuvo más o menos el mismo efecto
que si el Doctor X hubiese golpeado al juez en la
cabeza con una tabla: sorprendente sí, pero el
impacto venía con retraso.
—No estoy seguro de seguirle, doctor.
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