Page 236 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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fuerzas a medida que pasaba el tiempo.

                   Tenía ya más de ochenta años, que no es edad

              para  ir  solo  a  un  planeta  desconocido.  Había  que


              hacer  aún  algunas  cosillas  en  la  nave  exploradora

              para ponerla en buenas condiciones de navegación;

              pero  él  no  se  había  sentido  con  ánimo  para  hacer


              ese trabajo.

                   Intentó hacerlo varias veces, y no pudo. Un día


              se  cayó  y  se  fracturó  la  articulación  de  la  cadera.

              Pudo meterse en la cueva; pero, como estaba solo,

              sin nadie que lo cuidara, no abrigaba esperanzas de


              salvación.

                   Le  era  imposible  acabar  de  dotar  a  la  nave  de


              todo  lo  que  ésta  necesitaba.  No  podía  realizar  sus

              sueños.  Sus  ecuaciones  y  sus  planos  morirían  con

              él.


                   En  su  último  día  advirtió  que  había  dejado  de

              hacer una cosa, la más importante de todas: acabar

              los diseños de su generador, el mecanismo clave sin


              el  cual  era  imposible  lograr  la  navegación

              hiperespacial.  Luchando  con  la  muerte,  James

              Hudson  Cavour  escribió  otra  página  en  su  Diario


              encabezada así: Para los que continúen mi obra.

                   Pensó  Alan  que  en  esa  página  estaba  todo:  los


              diagramas,  las  descripciones  detalladas  de  la  má‐

              quina,  las  ecuaciones.  Con  todo  eso  sería  posible



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