Page 237 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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construir la nave.

                   La  última  página  del  Diario  contenía  los  pen‐

              samientos del moribundo Cavour. En ella perdona‐


              ba  al  mundo  el  desprecio  que  le  había  mostrado.

              Añadía  que  esperaba  que,  algún  día,  el  hombre

              llegaría fácilmente a las estrellas. Se dijo Alan que


              era el testamento de un gran hombre.

                   Pasaron  los  días,  y  el  disco  verde  de  la  Tierra


              apareció en la pantalla. A la caída del sexto día la

              Cavour penetró en la atmósfera de la Tierra, y Alan

              le  hizo  seguir  la  trayectoria  que  había  computado


              aquella misma tarde,

                   La nave aterrizó en el astropuerto.


                   Alan llamó por teléfono a Jesperson.

                   —¿Cuándo ha llegado?

                   —Ahora mismo.


                   —¿Ha…?

                   —Sí.  ¡Lo he encontrado!  ¡Lo he encontrado!

                   Podrá  parecer  extraño,  pero  Alan  ya  no  tenia


              prisa  por  salir  de  la  Tierra.  Poseía  ya  el  Diario  de

              Cavour, pero quería hacer una obra perfecta.

                   Leyendo  ese  libro,  dábase  cuenta  Alan  de  que


              sabía  pocas  matemáticas,  y  esto  le  desesperaba.

              Pero  vencer  este  obstáculo  era  solamente  cosa  de


              tiempo. Contrató matemáticos, físicos e ingenieros.

                   Hizo construir un soberbio edificio y alojó en él



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