Page 231 - STARMAN'S QUEST - Silverberg Robert
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sol.
Cinco horas seguidas exploró la llanura, con la
esperanza de descubrir alguna señal de haber sido
habitada por Cavour. Se decía el joven que era vana
esperanza; en los mil trescientos años transcurridos
los vendavales de Venus habrían destruido todo lo
que allí construyera Cavour, suponiendo que éste
hubiese llegado realmente a Venus. Acaso no llegó
nunca. Y había un millón de «acasos».
Alan calculó la órbita, y en ella colocó a la nave.
El mozo miró hacia abajo suponiendo, contra toda
esperanza, que vería algo. Se preguntó si Max
Hawkes hubiera hecho una apuesta sobre el éxito
del viaje. Max era el hombre de las corazonadas, y
acertaba infaliblemente.
El muchacho habló a Max con el pensamiento y
le dijo:
—Tengo ese presentimiento. Ayúdame una vez
más desde donde estés, Max. Préstame un poco de
tu buena suerte, la necesito.
Se puso a dar vueltas nuevamente. El día de
Venus duraría tres semanas más. No había que
temer que oscureciese.
¿Hallaría algo?
—¿Que será eso? ʹ
Manipuló los mandos, paró el piloto automático
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