Page 361 - Una orbita cerrada y compartida - Becky Chambers
P. 361
movía. Jane gritó y casi cayó al suelo de miedo. Pero
la perra solo había cambiado de postura. Jane trató
de mantenerse firme, intentó recuperar la
respiración. En aquel momento era una inútil. No
podía correr. Apenas era capaz de avanzar
arrastrándose. Había tenido suerte de que los perros
se echaran una siesta junto al vagón (no había forma
de que pudiera llevarlo de vuelta), pero tardaría
horas en volver a casa a aquella velocidad, y si había
otras manadas por el camino…
Pero tenía que volver a casa. Debía volver. No podía
quedarse allí. Tenía que volver a casa.
SIDRA
AQUELLA noche había mucha actividad en el
Vórtice. ¡Tres pistas de baile! ¡Un malabarista
harmagiano! ¡Vino de hierba en barril! Pero a Sidra
no se le había pasado por alto que algo estaba
molestando a Tak. Hacía todo lo que los sapientes
orgánicos hacían en los sitios sociales por la noche.
Había bebido y hablado; había flirteado, lo que fue
muy divertido de ver. Pero aunque a simple vista no
ocurría nada claramente malo, algo lo incordiaba de
todos modos.
361

