Page 675 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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Llegó el día en que gritó con alegría:
—Hemos plantado y recogido, limpiado y
reconstruido, ayudado a parir al ganado y lo hemos
enviado a los pastos. ¡Tengamos libertad por un tiempo!
Mañana nos vamos de caza.
Esa mañana besó a Erelieva frente a todos los
hombres que iban a ir con él, antes de saltar a la silla y
alejarse. Los perros ladraban, los caballos relinchaban, los
cascos golpeaban y los cuernos gemían. Allí donde la
carretera bordeaba un bosquecillo y se perdía de vista, se
dio la vuelta para saludarla con la mano.
Lo volvió a ver esa tarde, pero era un cuerpo
enrojecido.
Los hombres que lo trajeron a la casa, sobre una litera
improvisada con una capa atada entre dos lanzas,
contaron con voz apagada lo sucedido. Al entrar al
bosque que comenzaba a unas millas, encontraron el
rastro de un jabalí salvaje y lo siguieron. Larga fue la
persecución antes de llegar hasta la bestia. Era grande, de
cerdas brillantes y dientes como las hojas de una daga.
Tharasmund gritó de alegría. Pero el corazón del jabalí
era tan grande como su cuerpo. No permaneció quieto
mientras algunos cazadores descendían y otros lo
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