Page 887 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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49 D.C.
Al oeste del Elba, al sur de donde algún día se alzará
Hamburgo, se extendía el reino de los longobardos. Siglos
en el futuro, sus descendientes terminaron varias
generaciones de emigración conquistando el norte de
Italia y fundando lo que se conocería como el reino de
Lombardía. Por el momento, sólo eran otra tribu
germana, aunque una poderosa, que había asestado
muchos de los golpes más dolorosos que los romanos
hubiesen recibido en el bosque de Teutoburgo.
Recientemente, sus hachas habían tomado la decisión de
quien debería ser rey de sus vecinos cheruscios. Ricos y
arrogantes, comerciaban y llevaban noticias desde el Rin
hasta el Vístula, desde los cimbros en Jutlandia hasta los
quadios a lo largo del Danubio. Floris había decidido que
ella y Everard no podían limitarse a acercarse
cabalgando, diciendo ser viajeros con problemas venidos
de alguna otra parte. Eso era posible en los años setenta y
sesenta, entre gente de la frontera occidental enfrentada a
Roma —ya fuese hostil, servil o pacíficamente— más que
con los orientales. Allí el riesgo de cometer un error sería
demasiado grande.
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