Page 912 - La Patrulla Del Tiempo - Poul Anderson
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—¿Qué tiene ella que hace que tú, un hombre, esté
pendiente de sus palabras? —Muéstrate muy respetuoso—.
¿Es una adivina, una muchacha a la que adorar? Eso sería
extraordinario.
Heidbin levantó la vista. Se estremeció.
—Sí, es eso y más que eso. La diosa vino a ella y, ahora
que pertenece a Niaerdh, extenderá la furia de Niaerdh
por el mundo.
—¿Qué? ¿Y con quién está enfadada la diosa?
—¡Con el pueblo de Romaburh!
—¿Por qué? ¿Qué mal han hecho? En este lugar tan
lejano.
—Ellos… ellos… No, es demasiado sagrado para
contarlo. Espera a conocerla. Ella te hará tan sabio como
considere oportuno.
—Eso es pedirme demasiado —protestó
compresiblemente Everard, como habría hecho un
vagabundo de mente práctica—. No dices nada de lo que
sucedió antes, nada acerca de dónde venís, aunque me
harías defender con mi vida a una doncella que
provocaría la lujuria de cualquier saqueador, la avaricia
de cualquier esclavo…
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