Page 167 - El largo viaje a un pequeño planeta iracundo - Becky Chambers
P. 167
favor». Una colección de sapientes que hablaban en
una confusa variedad de idiomas, estrechándose las
manos y chocando pezuñas y rozando zarcillos.
¿Cómo podía no gustarle a alguien un lugar así?
Hasta cierto punto, Ashby era capaz de entender que
Puerto Coriol podría resultar un poco chirriante para
alguien acostumbrado a los brillantes centros
comerciales prefabricados extendidos por toda la CG,
cada uno tan estéril y uniforme como el siguiente. Los
mercados de Puerto eran cualquier cosa excepto
corporativos, y la actitud independiente y permisiva
de la colonia era exactamente lo que la hacía tan
querida… o, para algunos, desagradable. Ashby
admitía que Puerto era un lugar algo sucio y un poco
tosco. Pero ¿peligroso? Apenas. Casi toda la actividad
delictiva se limitaba a estafas de poca monta dirigidas
a estudiantes que saltaban por los túneles o a turistas
crédulos. Siempre y cuando uno tuviera dos neuronas
para que se frotaran entre ellas, Puerto Coriol era un
lugar tan seguro como cualquier otro. El comercio
también estaba bien regulado. Es decir, tan regulado
como uno quisiera. Los comerciantes que se
arriesgaban a atraer la cólera de la autoridad
portuaria no duraban mucho, e incluso aquellos que
trataban con mercancías dudosas tenían un puñado
de permisos honrados y productos legítimos a mano
para mantener contentas a las miradas vigilantes. No
era ningún secreto que en Puerto Coriol había un
mercado negro, pero estaba gestionado con cuidado.
166

