Page 168 - El largo viaje a un pequeño planeta iracundo - Becky Chambers
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Aunque, desde luego, Ashby nunca probaría suerte
con algo así. Perder su licencia lo habría arruinado, y
posiblemente también a su tripulación. A pesar de las
súplicas constantes de Kizzy para que comprase algo
que le proporcionara a los motores «un pelín más de
tirón», era más inteligente mantenerse en terreno
legal.
El suave sol anaranjado de Puerto le calentaba la piel
a Ashby mientras guiaba a su tripulación a través del
abarrotado muelle de lanzaderas. Acostumbrado
como estaba a vivir tras paredes selladas y grueso
plex, estar al aire libre era refrescante. Sin embargo,
como de costumbre, se había olvidado del olor. Una
fuerte mezcla de combustible, polvo, especias, fuego,
perfume, grasa de cocina, soldadura, y olores
corporales de una docena o más de especies sapientes.
Tras todo aquello estaba el constante y denso hedor
que emanaba de las orillas cercanas. La luna de Coriol
tenía acoplamiento de marea, lo que permitía que una
ininterrumpida fuente de luz solar cayera sobre la
superficie del verdín mate que cubría los tranquilos
mares. Los comerciantes que residían
permanentemente en la luna solían construir sus
viviendas en el lado oscuro, lejos del sol y la
pestilencia.
Para muchos sapientes, Sissix y Doctor Chef
incluidos, el olor era demasiado fuerte para
soportarlo sin filtros. Las máscaras antigás y los
respiradores eran accesorios habituales incluso entre
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