Page 404 - El largo viaje a un pequeño planeta iracundo - Becky Chambers
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pasadizo. Había otro de aquellos objetos a unos pocos


          pasos por delante de ella. Y más allá, otro. Y otro.



          Apagó las bulboluces. Una hilera de diminutas luces

          amarillas que parpadeaban al unísono se extendía en


          una línea uniforme hasta desaparecer en la oscuridad.



          Con un pavor creciente, se dio cuenta de qué eran.



          Kizzy se echó hacia atrás, contra la pared, como si se

          hubiera quemado. «Corre», pensó. «Corre.» Pero no


          corrió. Se quedó mirando.



          —¿Kizzy? —llamó Jenks—. ¿Todo bien ahí dentro?



          Ella tragó con fuerza, tratando de devolver algo de


          saliva a la boca.


          —Minas —susurró.



          —¿Qué has dicho?



          —Minas —respondió más alto—. La pared. Toda la


          puta pared. Está llena de minas. —Y, además, de las

          grandes.  Antes  había  encontrado  un  trozo  de  la


          carcasa  de  la  que  había  destrozado  el  regulador


          atmosférico.  Intacta,  puede  que  hubiera  sido  tan


          ancha  como  su  meñique.  Estas  eran  del  tamaño  de

          una  mano  abierta.  Cosas  tan  grandes  no  estaban


          diseñadas para tumbar un sistema aislado. Cosas tan


          grandes estaban diseñadas para estallar.


          En  la  habitación,  Jenks  y  Oxlen  hacían  muchísimo


          ruido, hablando uno por encima del otro, llamando a


          sus  respectivos  capitanes.  Pero  a  Kizzy  le  parecían


          estar  muy  lejos.  Tenía  el  corazón  en  los  oídos.  Le





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