Page 19 - En los muros de Eryx - H.P. Lovecraft
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sonoro             y       blando              ruido,           se        desintegró


               inmediatamente  y  se  escurrió  hacia  abajo,


               formando unos regueros que desaparecieron con


               sorprendente rapidez. Así, pues, el muro era alto.


               Una  segunda  pella,  lanzada  en  ángulo  más


               elevado, dio en la superficie a unos dieciocho pies


               del suelo, y desapareció con la misma prontitud



               que la primera.







               Ahora recurrí a todas mis fuerzas, y me dispuse


               a  lanzar  una  tercera  pella  lo  más  alto  posible.



               Escurrí el barro, lo exprimí al máximo y lo lancé


               tan alto que temí que no llegara a la pared que me


               cortaba el paso. Pero sí llegó, y esta vez cruzó la


               barrera y cayó en el barro, al otro lado, con un


               violento chapoteo. Al fin había logrado tener una


               idea  aproximada  de  su  altura,  ya  que  lo  había


               rebasado a unos veinte o veintiún pies.








               Evidentemente, era imposible salvar una pared


               vertical  de  diecinueve  o  veinte  pies  y  de


               superficie lisa como el cristal. Así que tenía que


               seguir rodeando la barreta con la esperanza de


               encontrar  un  acceso,  un  final,  o  algún  tipo  de



               interrupción.  ¿Formaba  el  obstáculo  un  círculo


               completamente  redondo  u  otra  clase  de  figura





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