Page 21 - En los muros de Eryx - H.P. Lovecraft
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Fui rodeando lentamente la barrera sin descubrir
acceso, ventana ni interrupción de ninguna clase,
y concluí que el cadáver estaba en el interior. A
medida que me acercaba, el semblante del
hombre muerto me iba pareciendo más
vagamente inquietante. Había algo alarmante en
su expresión y en la mirada de sus ojos vidriosos.
Cuando estuve cerca me pareció que se trataba de
Dwight, un veterano a quien no había llegado a
conocer, pero al que me señalaron en el puesto el
año pasado. El cristal que tenía cogido era desde
luego un verdadero trofeo, el ejemplar más
grande que he visto en mi vida.
Estaba tan cerca del cadáver que podía haberlo
tocado —de no interponerse la barrera—, cuando
mi exploradora mano izquierda encontró una
esquina de la invisible superficie. En un segundo
averigüé que había una abertura de unos tres de
ancho que iba desde el suelo hasta una altura a la
que yo no llegaba. No había puerta, ni huellas de
goznes que indicaran que la hubiese habido en
otro tiempo. Sin vacilar un instante, la crucé y di
dos pasos hacia el cuerpo tendido, que formaba
ángulo recto con la abertura por la que yo
acababa de entrar, y que daba a lo que parecía ser
un corredor sin puertas. Sentí renacer mi
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