Page 18 - En los muros de Eryx - H.P. Lovecraft
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Me quedé mirándole durante unos cinco
minutos, con perplejidad y aprensión. Me
invadió un extraño temor, y sentí unos deseos
irrazonados de echar a correr. No había sido obra
de esos huidizos hombres‐lagartos, ya que aún
sujetaba con la mano el cristal que había
encontrado. ¿Tendría aquello alguna relación con
el muro invisible? ¿Dónde había encontrado el
cristal? El instrumento de Anderson había
indicado la presencia de un cristal en esa zona
mucho antes de que ese hombre muriese. Ahora
empecé a considerar la barrera invisible como
algo siniestro, y me aparté de ella con un
estremecimiento. Pero comprendí que debía
explorar el misterio más de prisa y a fondo,
debido a la reciente tragedia.
De repente —centrando mi atención en el
problema que ahora tenía delante—, pensé en un
medio posible de comprobar la altura del muro,
o de averiguar al menos si se elevaba
indefinidamente. Cogí un puñado de barro, lo
escurrí hasta que adquirió cierta consistencia, y lo
lancé hacia arriba en dirección a la barrera
transparente. A una altura de quizá unos catorce
pies chocó contra la superficie invisible con
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