Page 28 - En los muros de Eryx - H.P. Lovecraft
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antes  de  que  anocheciera.  Previamente  había


               decidido pernoctar en el borde firme y musgoso


               de  la  meseta  próxima  a  la  cresta,  desde  donde


               había visto por primera vez el cristal, fiando en


               que mi habitual suerte me salvaría de un ataque


               de  los  hombres‐lagartos.  Siempre  he  sido


               partidario de que debemos ir en grupos de dos o



               más, de forma que haya siempre uno de guardia


               durante el descanso, pero el escasísimo número


               de ataques nocturnos que sufrimos hace que la


               Compañía  no  muestre  interés  en  este  tipo  de


               cosas. Parece que les es muy difícil ver de noche


               a esos seres desdichados de piel escamosa, aun


               alumbrándose con curiosas antorchas.








               Tras localizar otra vez el acceso por el que había


               llegado  al  centro,  emprendí  el  regreso  hacia  la


               entrada del edilicio. Podía continuar otro día la


               exploración.  Caminando  a  tientas  lo  mejor  que


               podía            por          el       corredor               en        espiral,            y



               valiéndome  tan  sólo  del  sentido  común,  la


               memoria y un vago reconocimiento de algunos


               rodales  de  yerba  mal  definidos  en  la  llanura


               corno únicos auxiliares, no tardé en encontrarme


               de nuevo junto al cadáver. Había ya una o dos


               moscas  farnoth  revoloteando  sobre  el  rostro


               cubierto  por  el  casco,  y  comprendí  que  había




                                                                                                             28
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