Page 29 - En los muros de Eryx - H.P. Lovecraft
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empezado                  la       descomposición.                       Con           una


               repugnancia instintiva y pueril, alcé la mano para


               ahuyentar estos primeros insectos carroñeros, y


               entonces  sucedió  algo  asombroso.  Un  muro


               invisible,  deteniéndome  el  movimiento  de  mi


               brazo, me hizo ver que —a pesar de que había


               vuelto  sobre  mis  pasos  con  todo  cuidado—  no



               había  regresado  al  corredor  en  el  que  se


               encontraba el cadáver. En vez de eso, me hallaba


               en  un  acceso  paralelo  por  el  que  sin  duda  me


               había  metido  en  una  vuelta  o  bifurcación


               equivocada de los intrincados pasadizos de atrás.








               Confiando en encontrar más adelante un acceso


               al  pasillo  de  salida,  proseguí  la  marcha;  pero


               poco después llegué a una pared que me cortaba


               el paso. Así que tendría que volver a la cámara


               central  e  iniciar  el  retorno  de  nuevo.  No  sabía


               exactamente dónde me había equivocado. Eché


               una ojeada al suelo con idea de comprobar si por



               algún  milagro  habían  quedado  impresas  mis


               huellas,  pero  en  seguida  comprobé  que  el


               inconsistente  barro  sólo  conservaba  la  señal  de


               las  pisadas  unos  instantes.  No  me  fue  difícil


               encontrar de nuevo el camino hasta el centro; una


               vez allí, medité detenidamente qué camino era el


               que  conducía  a  la  salida.  Me  había  desviado




                                                                                                             29
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