Page 57 - En los muros de Eryx - H.P. Lovecraft
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flaquee la cabeza, y no logro entender todo lo que
he escrito. Esos condenados seres verdosos
siguen mirando y riendo con sus tentáculos; a
veces gesticulan de una forma que me hace
pensar que comparten alguna broma terrible que
no alcanzo a comprender.
Eran las tres cuando di el gran paso. Se trataba de
un acceso que, según mis notas, no había
explorado anteriormente; y al cruzarlo descubrí
que podía arrastrarme circularmente hacia el
esqueleto envuelto por las enredaderas. El
camino describía una especie de espiral muy
semejante a aquella por la que había llegado a la
cámara central. Cada vez que me tropezaba con
una abertura o bifurcación debía conservar la
trayectoria que más me parecía que repetía el
recorrido original. A medida que pasaba más y
más cerca de mi espantoso punto de referencia,
los mirones de afuera intensificaban sus gestos
enigmáticos y su muda risa sardónica. Era
evidente que encontraban siniestramente
divertidos mis progresos, sabedores de lo
impotente que iba a yerme si llegaba a
enfrentarme con ellos. Me limité a dejarles que
rieran, porque si bien me daba cuenta de mi
extraordinaria debilidad, contaba con una pistola
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