Page 52 - En los muros de Eryx - H.P. Lovecraft
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observaba de cuando en cuando el círculo de
miradas burlonas, y notaba un relevo periódico
en sus filas. A cada instante se retiraba al bosque
algún pequeño grupo, y venía otro a ocupar su
puesto. Cuanto más pensaba en sus tácticas, más
intranquilo me sentía, ya que me daban una idea
de las intenciones de estos seres. Podían entrar a
presentarme batalla en cualquier momento; pero
parecía que preferían observar mis esfuerzos por
escapar. No podía por menos de pensar que
disfrutaban con el espectáculo…, y esto hacía que
me horrorizara aún más la perspectiva de caer en
sus manos.
Al hacerse de noche, dejé de buscar, y me senté
en el barro a descansar. Ahora estoy escribiendo
a la luz de la lámpara, y dentro de un momento
trataré de dormir un poco. Confío en poder salir
mañana, ya que el agua de mi cantimplora está
bastante menguada y las tabletas de lacol son un
precario sustituto. No me atrevería a mojarme los
labios con este lodo, porque el agua de las zonas
embarradas no es potable, salvo si se destila. Esa
es la razón de que hayamos instalado largas
tuberías hasta las regiones de arcilla amarilla, y
de que dependamos del agua de lluvia cuando
esos demonios descubren las tuberías y las
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