Page 180 - A La Deriva En El Mar De Las Lluvias - Varios Autores
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Mi hija Nicole era todavía un bebé cuando leí un


           ensayo en el que se insinuaba que tarde o temprano


           dejaría  de  ser  imprescindible  que  los  niños


           aprendieran  a  leer  y  a  escribir,  habilidades  que  los



           programas  de  reconocimiento  de  voz  y  síntesis  del


           habla amenazaban con relegar pronto al olvido. Mi


           esposa  y  yo,  horrorizados  ante  semejante  idea,


           decidimos  que  la  alfabetización  de  mi  hija  partiría


           siempre de una base tradicional, por muy sofisticada


           que se volviera la tecnología.




                  Al final resulta que tanto el autor del ensayo como


           yo llevábamos parte de razón: ahora que Nicole ya es



           adulta,  su  nivel  de  lectura  no  tiene  nada  que


           envidiarle al mío. Pero sí que ha perdido la capacidad


           de escribir, hasta cierto punto. En vez de dictar los


           mensajes  y  pedirle  a  continuación  a  una  secretaria


           virtual que le lea en voz alta lo que acaba de decir,


           como predecía el autor del ensayo, lo que hace Nicole


           es  subvocalizar  para  que  el  proyector  de  retina


           reproduzca  las  palabras  en  su  campo  visual,


           permitiéndole  así  revisar  el  texto  mediante  una



           combinación de gestos y movimientos oculares. Sabe


           escribir, a todos los efectos. Pero si le arrebataran el


           software auxiliar y la dejaran sin nada más que con


           uno de estos teclados a los que yo sigo profesando


           lealtad,  deletrear  correctamente  muchas  de  las



                                                                                                               180
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