Page 184 - A La Deriva En El Mar De Las Lluvias - Varios Autores
P. 184

Jijingi contaba trece años de edad el verano que


           apareció un europeo con la intención de instalarse en


           la aldea. Acababa de levantarse un harmatán cargado


           de  polvo,  procedente  del  norte,  cuando  lo  anunció



           Sabe, el anciano al que todas las familias de la región


           consideraban su líder.




                  La  reacción  inicial  fue  de  alarma  generalizada,


           como cabía esperar.




                  —¿Acaso hemos hecho algo mal? —le preguntó a


           Sabe el padre de Jijingi.




                  Los  europeos  habían  llegado  a  Tivlandia  por


           primera vez hacía ya muchos años, y aunque algunos


           ancianos  aseguraban  que  tarde  o  temprano  se


           marcharían  y  la  vida  volvería  a  discurrir  por  los


           mismos cauces de antes, mientras tanto a los tiv no les


           quedaba más remedio que amoldarse a su presencia.



           Esto había impuesto muchos cambios en la forma de


           hacer  las  cosas  de  los  tiv,  pero  nunca  antes  habían


           tenido que convivir con un europeo en su seno. Si los


           europeos visitaban la aldea era, por lo general, con la


           excusa  de  recaudar  impuestos  por  utilizar  las


           carreteras  que  ellos  mismos  habían  tendido;


           frecuentaban algunos asentamientos más a menudo


           que otros porque había quienes se negaban a tributar,


                                                                                                               184
   179   180   181   182   183   184   185   186   187   188   189