Page 25 - Vienen cuando hace frio - Carlos Sisi
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ocasiones notó cómo las ramas más gruesas
producían arañazos en los laterales de la carrocería,
pero se limitó a sonreír. Esas cosas eran importantes
en la ciudad. En aquel sitio, no tanto.
Por fin, después de un rato, los haces de luz de los
focos iluminaron la casa. Dejó que el coche rodara
lentamente hasta la puerta y apagó el motor,
aunque dejó las luces encendidas para admirar el
legado del abuelo Cerón.
Tenía, a decir verdad, mejor aspecto de lo que había
imaginado. Las ventanas estaban protegidas por
batientes de madera, y la pintura hacía mucho
tiempo que había desaparecido, castigada por el
sol. Pero la madera tenía buena pinta todavía, y lo
mismo podía decirse de los troncos de color oscuro
que conformaban las paredes. La puerta principal
tenía un porche con un techo de madera sustentado
por delgadas columnas. Eran tan delgadas que Joe
se descubrió pensando que tenían más de cien años,
que habían resistido la nieve y el sol del verano. Por
lo demás, los haces de luz no llegaban más allá. El
techo podría estar derrumbado y la parte de atrás
haber sido pasto de las llamas a consecuencia de
algún rayo fortuito, así que apagó las luces y soltó
un sonoro suspiro.
Había… algo.
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